Marsilio Ficino, uno de los principales teóricos de la escuela, recuperó la figura de Venus como modelo de virtudes y de exaltación mística, oponiendo dos figuras provenientes de El banquete de Platón, la Venus celestial (Venus Coelestis) y la mundana (Venus Naturalis), que simbolizan lo que hay de divino y de terrenal en la mujer. Este simbolismo fue excelentemente tratado por Botticelli en sus dos principales obras: La primavera (1481-1482) y El nacimiento de Venus (1484). Para ello se inspiró en los pocos restos de obras clásicas que tenía a su alcance, algunos sarcófagos, joyas, relieves, cerámicas y dibujos, equipacion real madrid 2024 y creó un arquetipo de belleza que sería identificado como el ideal clásico de belleza desde el Renacimiento.